Las abejas son de fundamental importancia para la biodiversidad y el medio ambiente: gracias a ellas, se polinizan alrededor de dos tercios de los cultivos alimentarios del mundo.
En ciudades como París, la apicultura urbana está creciendo. Desde el Palais-Garnier hasta el Musée d’Orsay, pasando por la Ópera Garnier, ya hay unas mil colmenas en los tejados parisinos; Las colmenas también estaban presentes en el techo de la Catedral de Notre Dame, donde las abejas escaparon milagrosamente del fuego.
Las grandes ciudades están demostrando ser un entorno «protegido» para las abejas porque están alejadas de pesticidas y otros factores ampliamente presentes en el campo, que son letales para su existencia.
Por eso en ciudades como París, donde está prohibido el uso de pesticidas en los parques y jardines urbanos, incluso privados, la apicultura urbana crece cada vez más.